Aire y mar, la tierra y la luz fulgieron;
temprana la aurora, rosado el cielo;
la costa adivinan allende el velo.
Tras la blanca niebla la playa oyeron
quienes a las negras olas temieron.
En la noche oscura, de casa anhelo;
del amado al bien, preparado el celo.
De Troya vencedores son, volvieron
y polis erigieron. Tierra recia,
abierta a quienes aman la esperanza.
Sitio no tienen para gente necia,
todos dioses forjados con templanza
en la antigua cuna de Europa, en Grecia,
olvidada madre, nuestra añoranza.