Muere el toro en la plaza
mirando al torero.
Sus miradas se cruzan
en el postrer momento.
"Entonces dime, cruel,
¿no fue por cortejarme
tu lento devaneo?"
El matador escupe
saliva y sangre seca
envuelto en silencio.
De nuevo ha matado
tras haber amado
y se odia por ello.
Arrastran al toro,
ojos abiertos,
corazón frío.
Muerto.